¿Qué lleva un perro San Bernardo en su barril?, ¿Qué carácter tiene? O si es un perro caro de mantener son algunas preguntas frecuentes que suscita esta raza. El San Bernardo es un perro muy tranquilo, equilibrado ideal para vivir con niños. Es la mascota ideal.
Perros grandes originarios de los Alpes con aspecto de bonachones, famosos por ser perros de rescate, y también por aparecer en películas como Beethoven en 1992. A lo largo de 200 años perros San Bernardo han rescatado a miles de personas en la ruta alpina entre Italia y Suiza. Desde principios del siglo XVIII, los monjes que vivían en el paso de San Bernardo en los Alpes, mantenían a perros para ayudarles en sus misiones de rescate después de las tormentas de nieve.

Índice del artículo
Historia del San Bernardo
¿Qué lleva el San Bernardo en su barril?
El famoso barril que llevaban al cuello estos perros lleva brandy o whisky. Posiblemente cuando alguien está atrapado en un tormenta de nieve el alcohol no sea lo que más le apetezca. Sin embargo hace siglos se pensaba que beber alcohol en estas condiciones ayudaba a calentar el cuerpo, de ahí que los perros San Bernardo llevarán el barril con licor para ayudar a las personas perdidas en la nieve.

En realidad el alcohol acelera la hipotermia o pérdida de temperatura corporal, al principio cuando se ingiere alcohol se produce una vasodilatación en los vasos sanguíneos, por lo que aumenta la cantidad de sangre que circula bajo la piel, pero si el entorno es frío pasado esta vasodilatación lo que sigue es una mayor pérdida de calor corporal.
Los orígenes del San Bernardo siempre han sido fruto de una mezcla entre historia real, fantasía y anhelos de los admiradores de la raza para magnificar su desarrollo. Como es habitual en este tipo de razas, los cruzamientos y las leyendas producen que objetivamente sea imposible delimitar su etiología, pero sí podemos trazar una serie de líneas que nos acerquen a la historia real.
Orígenes
Su origen en Suiza es un hecho confirmado, con la llegada de las legiones romanas asentándose en el territorio trayendo con ellos sus propios perros. Los molosos romanos, perros de gran envergadura destinados al combate, definirían las razas de Suiza en los próximos siglos gracias a su capacidad para adaptarse perfectamente a las inclemencias de la región. Perros como el Gran Bouvier suizo nacieron de los soldados romanos aproximadamente en el siglo II, evolucionando con el tiempo hasta alcanzar el aspecto definitivo del San Bernardo.

Una versión alternativa sería la influencia de los perros asirios, aunque las fechas no encajaran correctamente. Al mismo tiempo, una versión más rocambolesca situaría a los señores feudales de la Edad Media en Suiza como los principales benefactores del San Bernardo, alejándonos demasiado históricamente para ser realista.
Creación del Hospicio en los Alpes Suizos
El gran salto lo encontramos entre los siglos X y XI con la creación del hospicio situado en los Alpes Suizos y con Bernardo de Mentón como archidiácono. Debido a las condiciones climatológicas, el hospicio actuaba como refugio para los viajeros que trataban de alcanzar Italia cruzando Suiza, ya fuesen mercaderes, soldados o aprendices, siendo tan apreciado que sigue estando vigente en la actualidad. Ya por aquel entonces se apreciaba mucho el uso de perros en los Alpes, sirviendo como guías para moverse por la zona sin miedo a que el animal desfalleciera por el clima presente. Había una gran variedad de tamaños, pero poco a poco se fueron asentando las razas con el suficiente peso para mantener reservas de energía constantes y el pelaje robusto como protección frente al frío.
No se puede situar una fecha concreta del San Bernardo como principal raza en el hospicio al no poder definir claramente sus características. Los documentos aportados por los monjes relatan sus aventuras con los perros cumpliendo funciones de búsqueda y rescate, pero no hay una categoría clara a la que ceñirnos más allá de las alabanzas a su resistencia y el buen comportamiento que mostraban. Con todo, es fácil estimar que aproximadamente en el siglo XVII ya encontraríamos ejemplares del San Bernardo tal y como lo conocemos al ser la raza que mejor se adapta a las condiciones ambientales. Surgiría por el uso de cruces entre distintos molosos hasta alcanzar el perro perfecto para la nieve, con un pelaje tan resistente y un cuerpo tan grueso que podría pasar horas a la intemperie.

Perros de rescate
A pesar de ello, el pelo largo era un problema al acumular escarcha por lo que los ejemplares con estas características eran regalados a los habitantes del valle, hecho que produjo que el San Bernardo fuese extendiéndose por toda Suiza. Gracias a este afán por conseguir el perro perfecto, llegamos a la figura de San Bernardo como el auténtico padre de la raza. No solo consiguió con el paso de los años que se adoptara su nombre para ella, promovió la cría del San Bernardo en base a sus aventuras consiguiendo indirectamente la mejor publicidad posible. Los ejemplares que utilizaba eran capaces de rescatar a personas en cualquier situación, granjeándose fama internacional llegando a alcanzar al propio Napoleón Bonaparte. El hospicio comenzaba a ser conocido por todo el mundo, y el San Bernardo codiciado a partir de dicha fama.
El San Bernardo en Reino Unido y Estados Unidos
Reino Unido era uno de los países europeos más activos respecto a la cría canina en toda Europa. Razas como el Bóxer o el Bulldog Francés son claros ejemplos, con un interés ferviente por parte de los criaderos para conseguir razas que encajasen en una sociedad que cambiaba año tras año. La Reina Victoria ya había mostrado interés por la raza a mediados del siglo XIX, lo que hizo que los criaderos rápidamente comenzaron una carrera por sacarle provecho al San Bernardo. En apenas unos años ya era una raza más en Inglaterra, apareciendo en exposiciones caninas y con el nacimiento del primer club oficial en 1882 por parte de aficionados a ella.

Con todo, Suiza e Inglaterra siguieron caminos distintos para el enfoque que tomaría el San Bernardo, prevaleciendo en la actualidad el modelo suizo. Era un perro muy querido, pero también era complicado introducirlo en una sociedad clasista donde cada grupo tenía ya alguna raza asignada socialmente. Al tener un tamaño tan grande era incómodo para la alta nobleza, y este mismo tamaño obligaba a una alimentación demasiado costosa para la clase obrera. Muchos criaderos optaron por conseguir ejemplares extravagantes, haciendo que se perdiese el interés por el San Bernardo.
Con la llegada de las guerras mundiales
La raza sobrevivió gracias al empeño de los criaderos que mostraban más cariño por ella, consiguiendo que se mantuviese vigente hasta el cese de los conflictos a nivel internacional. Al mismo tiempo, Estados Unidos también fue clave para que la raza llegase hasta nuestros días. Durante el siglo XIX muchos ejemplares se aventuraron en el país, ganándose el cariño de la población al ser un perro tan particular. El Kennel Club lo introdujo en 1888 se forma oficial, produciendo que surgieran criaderos para tratar de suplir la repentina demanda. El éxito del San Bernardo era ya una realidad, y su expansión por todo el mundo cuestión de pocos años.

Situación actual
El desarrollo del San Bernardo ha sido uno de los más extraños a nivel social. Aunque es una raza perfectamente conocida, no se encuentra tan extendida entre la población como para considerarla habitual. A su vez, sí es curiosamente de las más conocidas, suscitando siempre opiniones favorables debido a su aspecto encantador y las leyendas que hay a su alrededor. Como perro doméstico es excelente, pero su enorme tamaño lo hace incómodo en las grandes ciudades. A su vez, sus características físicas lo hacen excelente para el trabajo de campo, pero la necesidad de animales no es tan imperante en la actualidad, además de existir otras razas aptas para este cometido adaptándose mejor a climas más calurosos. Una raza que ha conseguido ser conocida en el mundo entero, sin llegar a lograr ganarse un hueco definitivo entre las razas más populares para convivir con el ser humano.
Características del San Bernardo
Igual que sus orígenes, las características del San Bernardo no pasan desapercibidas para nadie. Tanto su aspecto como su comportamiento son únicos, siendo importante conocerlos en profundidad antes de dejarnos llevar por la emoción de tener un ejemplar en casa como mascota.
Características físicas
El San Bernardo se caracteriza ante todo por su gran tamaño. Es uno de los perros dentro del conocimiento popular más grandes, pudiendo alcanzar los 90 kilos cuando son machos y tienen una altura de más de 80 centímetros. Hay ejemplares que pueden llegar a considerarse incluso gigantes, con una energía descomunal acorde al volumen de su cuerpo. Esto no significa que sean peligrosos por su forma de comportarse, pero sí que es un animal que por su corpulencia puede dar lugar a situaciones difíciles de manejar donde no seamos capaces de adaptarnos a su tamaño. Normalmente será siempre más alto que ancho, lo que no significa que no encontremos casos de San Bernardo relativamente de poca estatura con un peso acorde a la raza.

La cabeza es uno de sus puntos más llamativos al tener un tamaño mayor proporcionalmente al resto del cuerpo. Es robusta, con un hocico poderoso y una fuerte mordida que normalmente no realizará. Sus fosas nasales se muestran abiertas, y la acompañan unas orejas grandes y con tendencia a la caída hacia delante. Es en su cuerpo donde encontraremos músculos a poco que ejercite, con un cuello robusto y unas patas preparadas para resistir largos trayectos en cualquier tipo de terreno. Su pelaje oficial es blanco con manchas oscuras, pudiendo encontrarlas en negro, tonos rojizos, atigrado y hasta rojo en algunos casos. Normalmente mostrará pelo largo, pero sedoso, con flecos a lo largo del cuerpo dependiendo de la zona.
Comportamiento
Si somos amantes de los perros bonachones encontraremos en el San Bernardo a nuestra mascota ideal. Es difícil encontrar en la especie una raza tan complaciente, sin ningún tipo de interés en mostrar dominancia con sus dueños y actuando en todo momento con amabilidad y dulzura. Son perros muy agradables para vivir en el hogar, comportándose perfectamente según la necesidad de sus dueños y manteniendo la calma más allá de situaciones que se escapen de nuestro control. Normalmente se excitan muy pocas veces ante estímulos cotidianos en su medio ambiente, pudiendo manejar adecuadamente los conflictos que surjan los cuales serán en su mayoría por causa de su gran tamaño.

Socialmente es sin duda de los perros más cercanos con las personas. Emocionalmente son muy estables, aceptando el trato con cualquier ser humano que se acerque a brindarles una caricia. Este cariño se extiende a los niños, tolerando muy bien sus juegos mientras no le hagan daño ni le sitúen en posiciones degradantes. Es en la sociabilidad con otras personas donde podemos encontrar un trato contradictorio, mostrándose desde encantado de conocer gente nueva hasta muy territorial cuando lo estiman oportuno. Son vestigios de su pasado como perros guardianes, siendo extremadamente defensivos con los desconocidos cuando perciben que están invadiendo su espacio. Su umbral para detectar amenazas es muy alto, poniéndose rápidamente a la defensiva cuando aparecen extraños sin la compañía expresa de un miembro de su familia.
Potencial de adiestramiento
Como perro para adiestrar es perfectamente válido, pero con matices por su físico. Tiene un buen temperamento, se muestra dócil y es una raza inteligente, por lo que no nos será nada difícil enseñarle conductas básicas como permanecer sentado o que camine a nuestro lado.

Las dificultades las encontramos ante todo por su físico, produciendo movimientos lentos, respuestas con cierto retraso y dificultades para diferenciar las etapas donde estemos aplicando un programa de adiestramiento de las que se confunden con el juego propiamente dicho. Al mismo tiempo, al ser una raza con ciertas dificultades para socializar, tendremos que asegurarnos de comenzar el adiestramiento desde que son cachorros para que puedan acostumbrarse a la presencia de otras personas y, sobre todo, animales. Los San Bernardo, aunque no muestran una dominancia tan marcada como otras razas, pueden desarrollarla del mismo modo, con la dificultad añadida de tener que ejecutar los ejercicios de control con un animal que puede alcanzar los 90 kilogramos.
Reforzamiento positivo
Ante todo, es aconsejable recurrir al reforzamiento positivo, evitando el reforzamiento negativo y por supuesto el castigo. Son animales muy resistentes, con tanta fuerza que cualquier tipo de corrector físico como collares de adiestramiento o condicionantes físicos inmediatos puedan ser repelidos fácilmente. Cuando sean cachorros es recomendable mantener la correa siempre puesta, no por miedo a que se nos escape, para acostumbrarle rápidamente a pequeños movimientos con la muñeca relacionándolos con el camino que queremos tomar.

A diferencia de otros perros, un animal de este tamaño puede llegar a ser incontrolable cuando no conseguimos aplicar la suficiente fuerza con la correa para moverle. Gracias a este tipo de adiestramiento lograremos sentar las bases de futuros ejercicios, buscando ante todo que obedezca con una baja latencia de respuesta más que un comportamiento exacto a lo que esperamos.
Un ejemplo nos servirá: puede que cuando se siente tienda más tumbarse, pero debe hacerlo de forma inmediata. Lo fundamental es que se encuentre calmado y bajo nuestro control, aunque no hayamos conseguido con moldeamiento desarrollar la conducta exacta que nos interesaba.
La relación con otros perros
Es importante tener en cuenta que la relación con otros perros debe ser vigilada constantemente. No son animales agresivos, pero su enorme tamaño producirá encontronazos con los que se acerquen para jugar y no consigan adaptarse a él. Normalmente los perros de gran tamaño pueden mantener sus juegos sin más problema, incluyendo largas carreras que les permiten desestresarse permitiendo al San Bernardo mantener su propio ritmo. Con los perros pequeños es muy probable que apenas haya trato, siendo recomendable permanecer al lado de nuestra mascota para evitar cualquier tipo de respuesta defensiva por parte de los demás perros.
Este tipo de animales entienden rápidamente como dominancia los juegos clásicos de los perros grandes, como pegar el cuerpo o levantar las patas para darle en la cabeza pidiéndole jugar. Con cierto control y un adiestramiento centrado en estímulos que permitan al perro detener su conducta y volver a nosotros será suficiente.
Aspectos a tener en cuenta del San Bernardo
Es un perro caro de mantener
Ya la propia adquisición de un cachorro conllevará un fuerte desembolso, teniendo que adaptarnos a una alimentación muy rica en proteínas, gastando los sacos de pienso a una velocidad imposible de predecir. Por otra parte, es una raza que tiende fácilmente a desarrollar enfermedades asociadas con el corazón, las articulaciones o la temida displasia de cadera. Además, la torsión gástrica será relativamente habitual si introducimos a nuestro San Bernardo a una vida urbana con poco ejercicio y mucha alimentación. Tendremos que acudir al veterinario frecuentemente para mantener controlada la salud de nuestra mascota, con revisiones constantes y la posibilidad de que haya que tomar medidas de mayor calado con su correspondiente gasto adicional.

Esperanza de vida
–La esperanza de vida gira en torno a los 10 años. No son especialmente longevos, y si tenemos en cuenta que pueden tender a enfermar con facilidad nos encontraremos un animal relativamente complicado de mantener para una familia completa. Si buscamos una mascota con la que nuestros hijos crezcan es más recomendable apostar por otras razas, capaces de vivir durante más años y solo mostrando enfermedades en sus últimos momentos. Es habitual que los perros grandes vivan menos que los pequeños, pero el San Bernardo es un caso particular por su característica más obvia: su enorme tamaño. Con todo, la esperanza de vida es una estimación a partir de la media de las razas recogidas, existiendo ejemplares que pueden vivir más años por factores como la alimentación o la detección precoz de enfermedades.

Si puede estar con niños pero con vigilancia
Un San Bernardo jamás hará ningún tipo de daño a los pequeños de la casa, mostrándose siempre abierto al juego y leal para obedecer las órdenes que se le den. El problema lo encontramos ante todo con la situación física del juego, con niños que tiendan a subirse encima de él como si fuese un animal de monta, lanzándose contra su cuerpo o tirándole de distintas partes del cuerpo. No se dará la vuelta ni responderá con agresividad, pero sí que puede hacer movimientos extraños haciendo daño a los niños. Es por ello que tendremos que educar tanto al perro como al niño para sus ratos de ocio, enseñando a nuestros hijos que es un ser vivo que merece respeto y tiempo para relajarse. Con un poco de atención será más que suficiente para que se conviertan en amigos inseparables.
Limpieza
–Tendremos que limpiar frecuentemente, tanto a nuestra mascota como nuestro hogar. Los ojos y los párpados tienden a infectarse fácilmente, mientras que su pelo atraerá suciedad como una mopa recién estrenada. Cuando le bañemos tendremos que organizar la aventura completamente, con un lugar espacioso donde no tengamos miedo de que salga agua por todos los costados. Pero el mayor problema lo encontraremos con la convivencia diaria, encontrado restos de pelaje, saliva por los muebles y alterando el orden de la casa por la enorme energía que pueden llegar a desarrollar. Es mejor evitar juegos que requieran locomoción en casa, si nos atrevemos a lanzarle una pelota en el salón podremos encontrarnos una auténtica catástrofe.

Ejercicio
–No requiere mucho ejercicio, una gran ventaja para las personas que busquen perros tranquilos. Es fundamental sacarle a pasear, pero más allá de días especiales donde disfrutemos del buen tiempo podremos centrarnos en caminatas largas y relajadas, con frecuentes parones y caminando tranquilamente. En casa no se excitará en exceso a menos que se nos vaya de las manos el juego, siendo mucho más habitual que lo encontremos tumbado en distintos rincones o directamente en nuestros pies. Tampoco se volverán dependientes como para tener que encontrarnos siempre a su lado, pudiendo dejarle a sus anchas en el hogar para que se tumbe en su rincón mientras nos encontramos haciendo otras cosas. Con todo, sí es recomendable que controlemos en todo momento el ejercicio que hace para evitar el sobrepeso, uno de los mayores males para esta raza al promover enfermedades cardiovasculares.

–En ciudad lo puede pasar mal. Su tamaño hará que no encaje bien en calles abarrotadas de gente, cruzando carreteras constantes y aliviándose en parques pequeños colapsados por familias y otros dueños. Si disponemos de una zona amplia donde pueda moverse con libertad tendremos mucho terreno ganado, pero si nuestra idea es vivir en el habitual piso urbano podemos hacer que se sienta atrapado, dificultando la convivencia hasta el punto de sentirnos incómodos con su presencia. Por mucho que nos guste, es mejor valorar hasta qué punto es el perro adecuado para nuestra situación personal. También puede interesarte Curiosidades del San Bernardo.
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