Una correcta educación del perro debe comenzar cuando es un cachorro y puede prolongarse durante el resto de su ciclo vital, en virtud de los objetivos que se desea obtener en el animal.
Los diversos problemas de conducta en perros suelen deberse en un 80% de los casos a deficiencias o carencias en su proceso de aprendizaje.
El otro 20% se lo debemos a la genética, determinados traumas pasados o recientes, problemas de salud o a factores externos incontrolables.
En este artículo trataremos cuáles son los problemas de conducta en perros más frecuentes, sus causas y remedios a adoptar en cada caso.

Índice del artículo
- 1 Problemas de conducta en perros más frecuentes:
- 2 Agresividad
- 3 Coprofagia
- 4 Ladrar todo el tiempo
- 5 Masticación de objetos
- 6 Orinar y/o defecar en casa
- 7 No acudir a nuestra llamada
- 8 Saltar sobre las personas
- 9 Suplicar comida
- 10 Temor o fobias a otros perros, personas o situaciones
- 11 Tirones de correa
- 12 Conclusión final
Problemas de conducta en perros más frecuentes:
Agresividad
La agresividad descontrolada es uno de los problemas de conducta en perros más serios y peligrosos.
Hasta cierto punto, la agresividad es una característica natural en el perro y forma parte de su instinto de supervivencia.
Sin embargo, cuando es excesiva o va más allá de la defensa de su propia integridad y/o la de los suyos, la de su dueño o la de su territorio, nos hayamos ante uno de los problemas de conducta en perros de mayor importancia que requiere de soluciones inmediatas.
Un problema que puede tener su origen en múltiples causas: enfermedades como la rabia, taras físicas, territorialidad, celos, posesividad, fobia a determinados estímulos, marginación, soledad, mala socialización, desconfianza, traumas, etc.
En el trasfondo de la agresividad casi siempre se oculta el miedo y la desconfianza.
En muchas ocasiones los perros agresivos sienten desconfiados de su propio dueño y por tanto, de todas las demás personas.
La agresividad también puede tener como detonante un objeto o animal que la provoque: Gatos, coches, bicicletas, motos, etc. En este caso solemos encontrarnos ante un mal hábito no corregido en su momento y tiene su origen en una socialización deficiente.
Es necesario corregir estos impulsos cuando el animal aún es cachorro, de manera que no demos tiempo a que se consolide el hábito de la agresividad ante determinados estímulos.
Un perro educado en el cariño y la confianza tendrá, por regla general, menos posibilidades de padecer un trastorno de agresividad.
Cómo corregir la agresividad en nuestro perro
La primera y más importante medida que debe tomarse ante un problema de agresividad; muy especialmente si nuestro perro es de tamaño medio, grande o de presa, será disponer de un seguro de responsabilidad civil (si no lo tenemos ya), que cubra todo tipo de posibles daños a terceros.
Lo siguiente será la colocación de un buen arnés y un bozal antes de salir a la calle. Bajo ningún concepto se deberá salir a la calle con un perro agresivo, sin bozal ni arnés o correa.
No debemos aislar o marginar al perro.
El problema no se soluciona alejando al objeto que lo provoca de nuestro perro, sino todo lo contrario, exponiendo al animal de forma paulatina y con seguridad, a la situación conflictiva, mostrándonos siempre tranquilos y ayudándonos del refuerzo positivo y del premio cada vez que se logre calmar y deje de persistir en su actitud agresiva.
No se trata de reprenderle ni enfadarse cada vez que se muestre agresivo, pues el perro no asocia de la forma que solemos pensar, nuestro enfado con su agresividad.
Hay que dejarle claro que no nos gusta cuando se pone agresivo, pero desde una actitud firme, contundente y tranquila, sin estallidos de ira por nuestra parte (lo cual puede agravar aún más el problema).
Los problemas de conducta en perros requieren ser abordados con paciencia, constancia y tesón. Cuando desconozcamos la causa que provoca la agresividad, no estemos seguros de cómo corregir el problema o no tengamos tiempo o no seamos capaces de lograrlo, deberemos acudir al etólogo para que nos oriente sobre cómo actuar y si es preciso, someter a nuestro perro a un tratamiento bajo su tutela.
Coprofagia
Es otro de los problemas de conducta en perros más frecuentes.
Se trata de la ingestión de heces por parte de perros que ya están en la edad adulta.
No es un problema menor, pues sus consecuencias van más allá de la repulsión que nos ocasiona ver a nuestro perro comiendo heces propias o de otros animales, ya que puede ocasionar importantes infecciones intestinales y parasitarias.
Si bien es cierto que es habitual que los perros cachorros se lleven todo a la boca, incluso sus propias cacas, cuando este comportamiento se prolonga en el tiempo, nos hallamos sin duda ante uno de los típicos problemas de conducta en perros que requiere de nuestra inmediata atención.
Causas comunes:
- Curiosidad
Propia del cachorro. En este caso aún no existe un problema, a menos que se prolongue en el tiempo.
- Carencias alimentarias
Si el perro está mal alimentado puede recurrir a la ingestión de heces, al igual que hacen muchos otros animales en la naturaleza en situaciones de carestía.
- Problemas digestivos
si no digiere o mastica bien, puede preferir comer algo blando). En este caso, el problema es de salud.
- Confinamiento
Si está encerrado y se agobia o se aburre, puede recurrir a comer sus propias heces para matar la ansiedad.
- Obsesión por mantener limpio el hábitat
Si el perro es muy limpio y no ha podido defecar fuera de su entorno.
- Cuidado de la camada
La madre se come las heces de sus cachorrillos para mantener limpia la zona donde ha parido. En este caso no puede decirse que existe un problema de conducta, y puede resolverse limpiando las heces nosotros mismos, aunque debe ponerse cuidado y ha de haber la suficiente confianza con la madre en ese estado.
Cómo solucionar la Coprofagia
En cada caso deberemos adoptar la medida oportuna subsanando la causa que lo provoca. Si el origen es un hábito que se ha venido reforzando por repetición, hay que dejarle claro al animal que no nos gusta que ingiera las heces, sin castigarle por hacerlo, sino negándonos claramente a la acción con una negativa y reforzando de forma positiva su actitud cada vez que nos haga caso con un premio y evidenciando nuestra aprobación.
También es importante limpiar muy bien la zona donde orine o defeque y no utilizar amoniaco.
Ladrar todo el tiempo
Este es uno de los problemas de conducta en perros más comunes y molestos para dueños y vecinos.
De momento, podemos decir que como en casi todos los problemas de conducta en perros, las causas que provocan el ladrido excesivo son diversas.
Si bien los perros suelen ladrar a todo aquello que les origina incertidumbre o ansiedad, ya sea por desconocimiento o por una mala experiencia previa, el ladrido puede terminar convirtiéndose en un recurso del animal para llamar la atención o compensar algún tipo de carencia.
También puede ser el resultado de un hábito no corregido en su día y que termina por convertirse en frecuente y una verdadera molestia para uno mismo y para los demás.
Nuevamente, nos hallamos ante un problema de conducta canina que debe ser abordado marcando a nuestro perro nuevas pautas de comportamiento, de rigurosa, constante y metódica aplicación.
En el enlace podéis consultar nuestros consejos para evitar que el perro ladre.
Masticación de objetos
Sucede cuando un perro que ya ha dejado atrás la época de cachorro se dedica a mascar cualquier objeto de forma indiscriminada.
Masticar natural en los cánidos. De hecho, no puede erradicarse el gusto por mascar y morder de los perros sin consecuencias negativas para el animal.
El problema sucede cuando masca lo que no debe. Lo ideal para prevenir este tipo de conducta excesiva comienza, una vez más, cuando el animal es aún un cachorro.
Es entonces cuando deberemos centrar la necesidad de morder en juguetes resistentes y que el perro pueda masticar sin peligro.
Debemos enseñarle a distinguir qué cosas puede masticar (como sus propios juguetes) y qué otras cosas no.
Cómo solucionar la masticación de objetos
No debemos ofrecerle objetos similares a los que intenta morder en sustitución (zapatillas viejas u otros objetos de uso común que ya no deseamos), sino sólo los que estén destinado exclusivamente para este uso (su propia pelota, su hueso de goma, etc).
Existen juguetes que pueden ser rellenados de comida, que el perro obtiene finalmente. Es una forma de motivar la masticación centrando el impulso en sus propios juguetes por la recompensa que obtiene exclusivamente en ellos.
Son ideales para que el perro se entretenga con ellos cuando no se encuentra bajo nuestro control o en nuestra ausencia.
Se pueden dejar dos o tres relativamente ocultos en nuestra ausencia y si es posible cuando al perro le toque comer para que muestre todo su interés en encontrar y masticar sus propios juguetes. Hay que dosificar correctamente la comida para que equivalga a las raciones correspondientes.
Esta estrategia debe usarse con mesura y principalmente durante el proceso de corrección para no ocasionar trastornos a largo plazo relacionados con la comida.
También es importante enseñar a nuestro perro a desprenderse de los objetos que haya apresado y que no sean sus juguetes. No bastará con decir “No” (refuerzo negativo), cada vez que muerda o aprese algo que no le corresponda, sino que deberemos utilizar un término que le haga entender qué es lo que deseamos positivamente (“Suelta” o “dame”), y que asocie claramente la palabra a la acción.
Orinar y/o defecar en casa
Este es otro de los problemas de conducta en perros que más molestias ocasiona. Obviamente, nos estamos refiriendo a un perro adulto. Es diferente que lo haga un cachorro, el cual deberá ser progresivamente educado para que lo haga donde debe hacerlo (en la calle o en su caja de arena si la tiene).
Cuando un perro está correctamente enseñado a hacer sus necesidades en la calle y comienza a hacerlas en casa, nos encontramos ante una situación que, como todos los problemas de conducta en perros, puede tener un componente emocional y requerirá diferente tratamiento según su origen.
Salvo que sea una cuestión de pura incontinencia porque el animal haya pasado muchas horas sin poder evacuar o que padezca algún tipo de trastorno de salud, si nuestro perro comienza a defecar y orinar dentro de casa, nos hallamos ante un desorden de la conducta.
Si se dedica a “marcar” zonas de la casa, podemos encontrarnos el origen de la conducta es la “posesividad”.
Si tan sólo defeca y orina dentro de la casa o en lugares que nunca antes había hecho, lo más probable es que el perro se encuentre estresado o haya sufrido algún tipo de cambio importante de hábitos que le hagan sentirse desorientado y con ansiedad.
Los perros son vulnerables a los cambios repentinos de hábitos, que pueden ser interpretados negativamente o como un modo de castigo, lo cual les hace sentir inseguros.
Cómo evitar que el perro orine y defeque en casa
Cuando la causa subyacente el problema es la posesividad, deberemos romperle el nuevo hábito, supervisando el comportamiento del animal y permaneciendo atentos a las señales que nos indican que el perro va a marcar alguna zona de la casa. En ese momento debemos interrumpirle con un sonido que desvíe su atención (una palmada por ejemplo), que acompañaremos de un refuerzo negativo (¡No!).
Así mismo, habremos de reforzar positivamente las ocasiones en que el perro haga el marcaje en las zonas que le permitimos (fuera de casa o en su propia caja de arena, si usamos una), mostrándole nuestra satisfacción y/o dándole un pequeño premio.
Si la posesividad tiene su causa en que el perro se siente sólo o abandonado, suele dar buen resultad dejarle un objeto con nuestro olor cuando nos marchemos de casa.
Cuando la causa del trastorno tiene su origen en la ansiedad, por un cambio de hábitos (cambio de habitación, separación dentro de la casa, horarios de separación, etc.), es conveniente mantener al perro en un ambiente sereno y tranquilo, que sienta que nada ha cambiado realmente, dar paseos largos y relajantes con él y que vuelva a sentirse seguro y confiado.
En ningún caso debe regañarse al perro o enfadarse cada vez que orine o defeque y deberemos limpiar bien las zonas donde ha marcado para evitar que mantenga el marcaje (nuevamente aconsejamos no utilizar amoníaco).
No acudir a nuestra llamada
En este apartado debemos insistir en la importancia que tiene el que nuestro perro acuda a la llamada. Acudir a nuestra llamada es fundamental para nuestra tranquilidad, la de nuestros semejantes, y la propia felicidad del animal.
El perro ha convivido con el ser humano a lo largo de toda su historia. No se entendería su relación con éste ni su supervivencia, sin haber sido capaz de atender a la llamada de su principal socio.
Pero no hace falta ir tan lejos para saber que una llamada bien atendida por nuestro perro puede salvarle la vida o evitar desagradables problemas.
Una de las primeras cosas que deberíamos hacer durante el período de aprendizaje de nuestro perro es que acuda a nuestra llamada.
Si un perro no acude a nuestra llamada cuando es adulto y no ha tenido ningún problema ni trastorno que le haya cambiado el hábito, es que no le hemos a enseñado a hacerlo correctamente.
Cómo lograr que el perro acuda a nuestra llamada
Existen diversos métodos para enseñar a nuestro perro a acudir a nuestra llamada. Todos se basan en el aprendizaje gradual y en el refuerzo con estímulos positivos, trabajando siempre de menos a más y en circunstancias cada vez más complejas y comprometidas, hasta que seamos capaces de que nuestro perro acuda aún en circunstancias de distracción.
Sin embargo, debemos tener presente un pequeño detalle: Si cada vez que llamamos a nuestro perro, lo que viene a continuación es algo negativo para él (fin del juego con otros perros, castigarlo o cualquier otra actividad desagradable), el perro puede terminar por asociar la llamada y el acudir a nosotros, con un desenlace ingrato para él. Por eso es importante, que en su instrucción, el perro haya asociado la llamada está asociada a algo positivo.
En cualquier caso, debe aprender a acudir sean cuales sean las circunstancias.
Esto hará a nuestro perro más libre y feliz, podrá jugar más tiempo libremente y sin correa y nosotros también disfrutaremos más de su compañía.
Saltar sobre las personas
No nos cansaremos de repetir que la mayoría de los problemas de conducta en perros se deben a deficiencias en su adiestramiento desde que son pequeños.
Lo mismo sucede con el impulso de saltar encima de las personas. Un hábito que si no se corrige puede traernos más de un disgusto.
También puede suceder en algunos casos en que nuestro perro haya estado sometido a una presión o estrés muy fuertes, o ante un acontecimiento inesperado que le provoque una gran excitación o nerviosismo.
Si se produce en un perro adulto y no es debido a ningún factor exógeno, sino que simplemente no ha sido enseñado desde cachorro, deberemos armarnos de paciencia para reconducir su actitud y que el animal aprenda a dominar el hábito.
Cómo evitar que el perro salte sobre las personas
No debemos tratar de corregir una actitud en el animal, ni aplicar ninguna técnica si la situación de aprendizaje no es la propicia y el animal se encuentra en un ambiente donde pueda prestarnos la correcta atención. De lo contrario perderemos el tiempo y la paciencia.
Como siempre decirnos en estos casos, ante la duda o si no nos es posible dedicar una buena y regular dosis de tiempo y constancia, lo mejor será acudir a un profesional.
Deberemos premiarle cuando se muestre tranquilo y deje de saltar.
Hay que procurar que desahogue cuando debe y haga suficiente ejercicio para que su vitalidad natural se realice y no se encuentre con una excitación acumulada.
No debemos mostrarnos excitados ante un perro hiperactivo. El perro es un animal muy mimético. Si nos nota excitados, ello aumentará su propia excitación, agravándose el problema.
Los juegos deben ser relajados y tranquilos, sin reforzar su estado alterado de excitación, lo cual reforzaría más la situación.
No debemos dejarle subir encima nuestro, ni de ninguna otra persona o animal.
Le premiaremos cada vez que consiga controlar sus ansias de saltar sobre nosotros o sobre cualquiera. Premiar no sólo significa obsequiarle con algo, también puede ser mostrarle nuestra satisfacción, apoyo o afecto. Todo refuerzo positivo es válido..
Suplicar comida
Otro de los problemas de conducta en perros, consiste en la demanda constante de comida. Si esto sucede, habremos de descartar cualquier problema de salud (diabetes, mala absorción del alimento, parásitos en el intestino, etc.), nos encontramos nuevamente ante uno de los más frecuentes problemas de conducta en perros.
La mayoría de las veces se debe a un mal hábito creado en el perro por haberle dado comida cada vez que éste la suplicaba.
Debemos tener en cuenta que los perros son animales cuyo instinto natural les impele a comer siempre que sea posible y de manera que pueda saciarse lo más rápidamente posible; pues está en su genética ancestral actuar de este modo para asegurarse el alimento y evitar que otros miembros de la manada le dejen sin nada.
Sin embargo, si el perro está correctamente educado y sabe que a su hora recibe su alimento debidamente y en la cantidad adecuada, su instinto natural se apacigua y se condiciona a una situación de seguridad, sin apego a la comida.
Cómo evitar que el perro suplique comida
En el caso de que nuestro perro haya desarrollado el hábito de suplicar comida, deberemos mantenernos firmes, a pesar de que nos produzca lástima y decir “no” cada vez que nos la pida fuera de su horario y de su sitio para comer.
Temor o fobias a otros perros, personas o situaciones
Una de las causas más comunes que subyace detrás de los problemas de conducta en perros es el miedo.
El miedo aparece en los perros al finalizar su período de socialización , la cual abarca desde la tercera semana (momento de separación), hasta los tres meses de vida.
Si durante esta etapa no hemos acostumbrado a nuestro cachorro a relacionarse con el mundo circundante, personas, animales, coches, etc., tendremos más posibilidades de que adquiera algún tipo de fobia.
El miedo hacia ciertos objetos o personas también puede deberse a un excesivo confinamiento del animal o a la falta de contacto con otros animales y personas.
Puede tener un origen genético (padres miedosos) o en algún tipo de trauma.
Y, por supuesto, el envejecimiento o la enfermedad también pueden degradar su sistema cognitivo, ocasionando este tipo de trastornos.
En el caso de que nuestro perro padezca algún tipo de fobia , lo recomendable será acudir a un profesional (etólogo).
Resulta fundamental conocer el lenguaje canino, para observarle y saber qué situaciones le provocan estrés y cuando está mostrando una conducta de evitación.
Cómo conseguir que el perro supere las fobias
Deberemos transmitir a tranquilidad y seguridad a nuestra mascota en las situaciones que le produzcan miedo, pero sin forzarle jamás a soportar la situación que le provoca la fobia, (además de que puede resultar peligroso). La superación del miedo y muy especialmente la de una fobia, requiere de un lento proceso de adaptación progresiva.
Si acudimos a un etólogo, lo más probable es que someta a nuestro perro a una terapia de desensibilización sistemática, en el que se recrearán las situaciones que le provocan miedo en un entorno seguro, de forma progresiva y ordenada. También creará asociaciones positivas entre el objeto detonante y el progreso del perro a través del refuerzo positivo.
Tirones de correa
Los tirones de correa son otro de los problemas de conducta en perros que pueden acarrear daños para su salud y bienestar, como complicaciones a nivel ocular (glaucoma) en la tráquea o en la vértebra cervical, además del riesgo que entraña para el animal y para nosotros mismos en situaciones comprometidas.
Cómo evitar los tirones de correa de nuestro perro
La primera medida a adoptar consiste en sustituir la correa por un arnés o en casos de perros grandes o muy fuertes, un arnés anti tiro.
Se deberán evitar las correas extensibles o muy largas (ya que aumentan nuestras probabilidades de sufrir un percance indeseado).
Una vez que disponemos de los medios adecuados para minimizar el problema, podremos trabajar en él.
El origen más común en este tipo de conducta suele ser la ansiedad y un hábito no corregido o reforzado con una respuesta equivocada.
Nunca se deberá soltar al perro hasta que no sea capaz de permanecer o caminar tranquilo y sin ansiedad. Por ello es recomendable que los primeros minutos de salida con un animal que padece este tipo de trastorno sean lo más relajados posibles y se le deje hacer sus necesidades, adaptándose al entorno hasta que la excitación remita.
Es importante, reforzar el hábito de tranquilidad, sacando al perro a la calle dos o tres veces al día y gestionando siempre del mismo modo el paseo hasta que se tranquilice.
Al principio habremos de sujetarlo (nunca darle tirones), simplemente dejándole hacer y oler para que se sienta que nada le impide realizar lo que desea a pesar de hallarse sujeto por la correa. Si comienza a dar tirones, nos detendremos hasta que se quede quieto.
Debemos dejar que se desahogue en esos primeros minutos de paseo, el tiempo suficiente como para que podamos llegar a la zona para perros en un estado de tranquilidad en que podamos incluso llegar soltarle con seguridad.
Es mejor aprovechar los momentos de mayor calma de estas zonas, a primera hora de la mañana o por la noche.


Conclusión final
El perro es un animal con una que psique compleja y vulnerable a los trastornos y desórdenes muy parecidos a los que podemos padecer los seres humanos.
Igualmente las causas, síntomas y tratamientos de los problemas de conducta en perros se asemejan mucho a los de las personas y,las más de las veces, pueden enfocarse desde la misma perspectiva psicológica.
Esperamos que este artículo os haya ayudado a conocer los tipos de trastorno más comunes, tomar conciencia de sus causas y a aportar las soluciones más acertadas en cada caso.
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