En la actualidad, aproximadamente entre un 30 a un 40% de la población se encuentra afectada por alguna alergia. Esto se debe a una serie de factores medioambientales, alimenticios y genéticos. Y esos mismos factores inciden en el aumento de la incidencia de las alergias en los animales. Sin poder calificarla científicamente como una única enfermedad, la alergia en perros es ya uno de los mayores trastornos de salud que sufren.

Los nuevos hábitos alimenticios, el uso de materiales sintéticos en los productos que lo rodean, y la contaminación ambiental afectan negativamente a los perros. Pero los perros reaccionan de forma diferente a los humanos ante una alergia y, tampoco, pueden darnos detalles del problema. Entonces, ¿cómo podemos identificar la alergia en un perro? Y, casi más importante. ¿qué debemos hacer una vez detectada?
En primer lugar, los perros no reaccionan ante las alergias igual que los humanos. Los síntomas de alergia en perros suelen estar relacionados con la piel, produciendo inflamaciones, enrojecimiento y, más frecuentemente, picores en el animal. Tener una mascota conlleva hacerlo con responsabilidad, por eso cuando se presenta un problema de salud debemos seguir las instrucciones y tratamientos más adecuados para acabar con cada tipo de alergia en perros que pueda afecta a nuestro animal.
Índice del artículo
¿Cuáles son los síntomas de la alergia en perros?
La alergia es la respuesta del sistema inmune del animal frente a un elemento extraño. Y es la respuesta, no el alérgeno, la causa los síntomas que detectamos en nuestro perro. Además, esos síntomas nos dirán frente a que alergia nos encontramos.
Síntomas asociados a alergias
Irritación o enrojecimiento de la piel: Aparecerán en cualquier parte del perro, pero principalmente en las patas (almohadillas y dedos), o en la parte interna de las orejas.
Erupciones cutáneas, sarpullidos y llagas: normalmente aparecen en patas, abdomen y orejas, pero pueden aparecer en todo el cuerpo.
Inflamación: aparición de bultos en casi cualquier parte del cuerpo. Hay que estar atentos porque variarán mucho de tamaño y algunos serán casi indetectables.
Estornudos y sacudidas: se puede producir un exceso de estornudos y de sacudidas en todo el cuerpo o en la cabeza. Además de indicarnos una alergia, provocará molestar en el perro.
Diarreas y vómitos: aunque es frecuente que un cambio de alimentación provoque estos síntomas en el perro, cuando se extienden en el tiempo pueden indicar algo más. Además, suele ir acompañado de una reducción drástica de peso.
Caída del pelo: suele ir acompañada de la aparición de ronchas en las zonas en las que se producen las calvas.
Ojos enrojecidos o inflamados: Cuando el enrojecimiento o inflamación de la zona colindante a los ojos viene acompañada de lagrimeo, suele ser signo inequívoco de encontrarnos ante una alergia.
Posibles agentes alérgenos

Como ya hemos visto, los agentes irritantes que afectan a los perros están muy vinculados a los que afectan al humano: polen, polvo en suspensión, alimentos, materiales sintéticos o productos químicos pueden afectar a su salud.
Trataremos de ver cuáles son los signos más frecuentes y las principales formas de aliviar la molestia del animal. Aunque, como siempre, a respuesta inmediata es la consulta rápida con su veterinario.
Polvo y polen
El polvo en suspensión y el polen de las plantas se encuentran entre los principales agentes que afectan al animal. Aunque hay que tener cuidado, ya que en ocasiones solo producen molestias y no conllevan una alergia. El problema es cuando esos agentes en suspensión (polvo o polen indistintamente) se pegan al pelaje del perro, pudiendo llegar a atravesar la piel y afectar a otros órganos.
La detección rápida de estos síntomas puede realizarse observando al animal. Cuando los perros se frotan la cara con mayor frecuencia, acompañado de un lamido constante de las patas, puede indicarnos que estamos ante un problema. La zona de las almohadillas es clave ya que cuenta con gran cantidad de vasos sanguíneos, por lo que debemos estar atentos a cualquier anomalía entre los dedos y las propias almohadillas.
Uno de los remedios más rápidos que podemos proporcionarle para sus molestias es un baño de agua. No debe durar más de 15 o 20 minutos y nunca con agua caliente o templada ya que le incrementará los picores. Esto le ofrecerá le bajará la inflamación y producirá un alivio casi inmediato del picor. Pero eso no supone acabar con el problema, sino evitarle mayores molestias a nuestro perro.
La mejor manera de eliminar las alergias es intentar mantener alejado a tu perro de zonas con alta concentración de polen o partículas de humedad. Sobre todo, en los meses de primavera y el otoño. Una vez que la alergia ha sido detectada, hay que evitar las zonas con acumulación de polvo, con escasa ventilación y zonas boscosas como olivares o pinares dónde la densidad de polen es mayor.
Alimentos
Los perros también son susceptibles a las alergias derivadas de alimentos. El uso de aditivos y colorantes en piensos y comidas prefabricadas pueden ser causante de irritaciones. Dichos alérgenos son más dañinos al haber sido ingeridos por el animal. Este tipo supone el 10% de los tipos de alergia en perro y es la tercera causa de picazón detrás de la picadura de pulgas y la dermatitis antrópica.
Hay que distinguir entre una alergia y una intolerancia alimentaria. Si le das un alimento y al poco rato vomita y tiene diarreas, y el proceso se repite cada vez: estás ante una intolerancia. Si no tiene signos de sentirse mal, pero le pican las patas: es una alergia.
Los productos más propensos de provocar esta alergia son los lácteos, la carne de pollo y cordero, el pescado, los huevos de gallina, y algunos cereales como maíz, trigo y soja. Curiosamente, los más comunes en los piensos y otros alimentos especialmente elaborados para ellos. Una solución puede estar en alimentarlo con una dieta preparada en casa, en la que se introduzcan ácidos grasos. Además, mediante antihistamínicos se puede conseguir un alivio a corto plazo.
Si optas por alimentar a tu perro con dieta hecha en casa, debes introducir los tipos de alimento poco a poco, para controlar posibles síntomas alérgicos y poder eliminar los productos causantes. En todo caso, la dieta debe ser equilibrada, y debe tenerse en cuenta que un uso prolongado del mismo alimento puede provocar que el cuerpo termine rechazándolo.
Es recomendable que todo el proceso sea supervisado por un nutricionista veterinario, y que realices análisis y control médico del perro hasta que se encuentre el problema real.
Agentes externos: insectos, animales y plantas
Cuando llega la primavera, el primer agente externo que puede afectar al perro es el polen. Pero hay otros elementos que pueden afectar a la salud de nuestra mascota. El más importante de ellos en un animal microscópico: los ácaros. Pertenecen a la familia de las garrapatas y las arañas y aunque, a veces, se asocia al polvo no van siempre ligados.
Es cierto que requieren unas condiciones ambientales muy marcadas: temperaturas que ronden los 20º C, con una humedad relativa alta, siempre por encima del 60 %. Normalmente, además, se reproducen en zonas de oscuridad, por lo que es común esa asociación con el polvo acumulado en mueble, habitaciones cerradas y zonas de poco tránsito o deshabitadas.
La principal fuente de este tipo de alergia en perro la encontramos en las almohadas, cojines y colchonetas que usan como camas. La mejor manera de combatir el problema la encontramos en una limpieza periódica de estos espacios con productos antialérgicos.
Productos químicos
También encontramos productos de origen químico que pueden afectar al animal, aunque suele ser la razón más infrecuente de alergias. El humo de los coches o del tabaco, pueden afectar a nuestro animal, pero también desodorantes, insecticidas o lacas pueden provocar reacciones alérgicas.
Como en los humanos, es más frecuente encontrar este tipo de alergias en perros que viven en ciudad que en los que habitan en el campo. El alto grado de polución que afecta a las sociedades actuales también son dañinas para nuestros animales. Y, en este caso, tan solo podremos aliviar el malestar causado y buscar soluciones veterinarias para acabar con la alergia.
¿Cómo se diagnostica la alergia en perros?
Una vez que se han detectado ciertos síntomas en el perro, el veterinario deberá realizar un estudio completo del animal para conseguir un diagnostico real. Para ello, primero deberá descartar la presencia de otras enfermedades con síntomas parecidos. Debiendo estudiarse, por orden, una serie de problemas antes de diagnosticar alergia en perros:
- Prescribiendo los tratamientos necesarios para su eliminación, incluyendo el cuidado del entorno cotidiano del animal.
- Produce picores en el perro, al igual que las dermatitis alérgicas. Es necesario rascar la piel del animal o realizar test en busca del parasito.
- Infecciones secundarias en la piel.Producidas tanto por bacterias como por levaduras. Es necesario un tratamiento con antibióticos o con antifúngicos.
- Alergia alimentaria.Se recetará una dieta hipoalergénica sin ningún complemento y evitando el uso de alimentos no prescritos.
Una vez descartados estos posibles males del perro, es el momento de realizar un estudio para comprobar posibles alergias. Para ello, el veterinario deberá realizar test intradérmicos o test serológicos. Y, una vez confirmado el diagnostico, se procederá a prescribir un tratamiento encaminado a terminar con las molestias producidas por la alergia en perros. Aunque siempre será necesario tomar medidas preventivas para evitar el contacto con el agente alérgeno.
¿Qué hacer cuando nuestro perro es alérgico?

Los pasos son sencillos una vez que se ha detectado la alergia por el veterinario. Unas simples pautas que ayuden a cambiar los hábitos alimentarios o rutinarios del perro. En primer lugar, se deben seguir las instrucciones del veterinario. Y, en caso de ser necesario un tratamiento con medicamentos, completándolo sin dejar de seguir las normas dadas por el especialista.
En caso de alergias vinculadas a los ácaros o al polvo, es necesario mantener limpio el lugar, especialmente almohadas, mantas y cojines. Airear con asiduidad el espacio y lavar con productos antialérgicos los juguetes y otros utensilios que usa el perro.
Para las alergias alimentarias, es obligado el cambio de dieta. Pero el cambio ha de ser paulatino para no resultarle traumático a nuestro perro. Y, también, para controlar otros posibles alimentos dañinos, ir introduciendo los nuevos productos paulatinamente. Para evitar las molestias de los picores provocados por la alergia en perros, se pueden usar jabones especiales, baños de agua fría y masajes.
En el caso de alergias por la polución, se deben buscar hábitos y espacios saludables. Aunque no siempre resulta sencillo en las grandes ciudades, es importante pasear a nuestro perro por zonas verdes y parques. A ser posible, evitando la cercanía a polígonos industriales, fábricas o las principales vías de circulación.
Finalmente, en el caso de las alergias por polen, es necesario evitar arboledas o parques, principalmente primavera y otoño. En caso de que no sea posible, deberá seguirse un tratamiento veterinario específico para para cada perro.
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