¿Los perros sonríen?

Muchos dueños de perros juran que, cuando le preguntan a su amigo canino si es feliz, lo invitan a dar un paseo o simplemente llegan a casa, la respuesta es una amplia sonrisa. De hecho, pululan por la red las fotos y vídeos de varios de estos sonrientes canes. Pero científicamente: ¿los perros son capaces de sonreír?

¿Los perros se ríen de verdad?

Lo primero a tener en cuenta es que los seres humanos tendemos al antropomorfismo, es decir, que solemos humanizar lo que nos rodea. Y con las mascotas lo hacemos de forma superlativa, proyectando en ellos sentimientos y emociones e interpretando cosas de una forma, que en realidad tienen un significado muy diferente.

Los entrenadores profesionales y expertos en canes explican que, si bien los perros son capaces de demostrar su afecto y su estado de bienestar de muchas formas, por ejemplo, moviendo la cola, saltando, frotándose contra sus dueños o gimiendo incluso, una verdadera sonrisa, al estilo “humano” no es uno de sus “recursos”.

Entonces ¿qué es esa sonrisa de los perros?

Los perros tienen algo llamado “comportamientos adaptativos”, esto se traduce en que son capaces de comprender que determinados comportamientos pueden serles de mayor utilidad a la hora de comunicarse, por lo que los emplean como una conducta adaptativa que tiene una variedad de funciones y es producto de la evolución.

Cuando un perro sonríe, en realidad tras esa expresión que son capaces de usar a voluntad (por ello se “rien” cuando alguien se lo pide o ante determinados estímulos) hay un proceso evolutivo muy largo y complejo, que ha culminado en el empleo de un comportamiento adaptativo, como una habilidad social y una manera de llamar la atención.

Este factor evolutivo es fundamental, dado que los perros han empleado la observación y la “imitación” del comportamiento gestual de sus dueños humanos, para afianzar los lazos afectivos con nosotros y de esa forma han conseguido, con un éxito rotundo, que nuestra reacción sea la de ver algo que en realidad no existe.

La risa canina también se nos contagia

Otro de los factores que ayudan al perro a que se afiance el comportamiento de la sonrisa (además de que, cuando lo hace recibe todo tipo de premios: gestuales, caricias y hasta comida o chuches) es que cuenta con la ventaja, de que para los seres humanos reírse resulta contagioso; cuando el perro ríe recibe a cambio otra sonrisa, un estímulo más para repetir este comportamiento.

La otra sonrisa de los perros

Otra de las actitudes que se suelen ver mucho en vídeos es que cuando un perro hace alguna trastada y su dueño le recrimina por ello, a veces parece que el perro sonriese, dado que separa los labios y expone los dientes. A ello se le llama “sonrisa sumisa” y en realidad no es más que otro tipo de reacción que tiene los canes, con la que logra que nos riamos en vez de enojarnos con ellos.

Risa perro
Los perros tienen lo que se llama «comportamientos adaptativos»

Hay infinidad de pruebas de la existencia de esta sonrisa, que surge como respuesta a la actitud del humano de intentar “avergonzar a su perro”, ante un mal comportamiento enfrentándolo al hecho y recriminándoles su acción o preguntándole quién fue. El perro emplea la sonrisa sumisa al tiempo que baja la cabeza, entrecierra los ojos y hasta se tapa la cara con una pata, todo un artista de Hollywood.

Risa de perros + oxitocina

Los expertos en conductismo canino sostienen que un perro es capaz de aprender a nivel subconsciente, que ciertos gestos provocan en sus dueños reacciones positivas. No es que comprendan el proceso interno por el cual nosotros tendemos a humanizarlos, sino que, para ellos lo que valen son los resultados.

Esa es la razón por la cual, al realizar cierto gesto que sus dueños interpretan como una sonrisa, por lo que se lo festejan y en cuanto lo repite lo filman, fotografían y comparten con todo el mundo, para el perro es una señal de que “eso” que ha hecho genera un lazo mayor con sus dueños, por lo que no solo lo repetirá, sino que aprenderá a “reír a demanda”.

Desde el punto de vista de los humanos, cuando los perros sonríen se libera una hormona llamada oxitocina, que se produce en el hipotálamo (un pequeño organelo situado en el centro del encéfalo) y que mediante la neurohipófisis acaba en el torrente sanguíneo. Es un neuromodulador del sistema nervioso central que actúa sobre sobre los sentimientos.

Esta mezcla de actitudes amistosas aprendidas, ensayadas y repetidas de parte de nuestro perro, sumada a la secreción de oxitocina y a la tendencia natural a humanizar a nuestras mascotas, tiene como resultado que las personas estén convencidas de que sus perros se ríen porque son felices.

Es bueno aclarar que, si bien los perros no se ríen ni sonríen siquiera, su actitud sí tiene algo que ver con la felicidad, dado que, esos comportamientos imitativos acaban en caricias, festejos y a veces hasta en premios, por lo que el resultado final para el perro (y también para sus dueños) es, sin dudas, disfrutar de un momento feliz.