La bajada del IVA veterinario es una justa y esperada reivindicación del sector, que aparentemente podría concretarse en breve y pasar del 21% actual al 10%. De esta forma el trabajo de los profesionales que curan a nuestras mascotas, solo se gravaría con la tasa reducida del Impuesto al Valor Agregado.
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¿Qué es el IVA?
Se le llama IVA al impuesto que todos los productos y servicios deben pagar, cuando son fruto u objeto de una transacción comercial. Es decir que cada vez que se compra o vende algo se debe abonar este impuesto. Existen tres valores para este impuesto: el 21 % que es el general, el 10% que es la tasa reducida y el 4% que es la super reducida.
¿Cuál es el problema con el IVA veterinario actual?
Que si bien hay algunos ítems que se ven beneficiados por gravámenes menores, como es el caso de los medicamentos para los animales que pagan el IVA reducido (10%) o el de los alimentos, que solo deben abonar el 4% (tarifa super reducida), las operaciones, controles, analíticas y demás ítems a facturar por parte del profesional deben pagar un 21% de IVA.
El problema más grave radica en que resulta sumamente injusto, que el IVA veterinario ganadero siga teniendo ventajas fiscales, puesto que en 2012 solo subió del 8 al 10. Esto significa que a la hora de pagar impuestos poseer ganado vacuno, lanar, caprino, equino o del que sea, no es un lujo, pero tener un perro, un gato o una tortuga, sí lo es.
Lo más triste es que, aparentemente quienes dictan estas leyes no son conscientes de lo importante que es que las mascotas tengan una atención sanitaria correcta. La salud de un animal puede influir directa e indirectamente en la de sus dueños y su entorno. De hecho, compartimos enfermedades, por lo que, si ellos están sanos, nosotros también.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí con el IVA veterinario
Desde el año 2012 el IVA que grava al sector veterinario de animales de compañía ha experimentado una serie de subidas. Todo empezó ese año, cuando como medida paliativa de la crisis el gobierno decidió que una de las formas de conseguir mayores ingresos era subiendo los impuestos, el IVA primero que ninguno. Por ello el IVA general que estaba en el 18% pasó al 21% y el reducido del 8 al 10.
Para peor el IVA de los veterinarios dejó de ser el reducido, así que del 8% pasó al 21, por lo que los precios de los servicios sanitarios de atención a las mascotas se dispararon. Una parte de esta diferencia la pagaron los clientes y la otra los profesionales, para lo cual tuvieron que reducir sus ganancias.

Y en 2015 se produjo otro incremento, que esta vez afectó a ciertos productos sanitarios como las agujas o las gasas, que pasaron de tener que abonar un IVA reducido a pagar el general (del 10 al 21%), lo cual impactó directamente en el bolsillo de los veterinarios y de los dueños de sus pacientes.
¿Qué pasó en 2016 con la baja del IVA veterinario?
Pasó que a principios de octubre de ese año y a instancias e iniciativa de un diputado que también es veterinario finalmente se consiguió que el congreso aprobase que el IVA veterinario para los animales de compañía se gravase con el 10%, es decir con el impuesto reducido como pasaba antes del 2012.
¿Qué ha pasado con la prometida baja?
El problema es que la aprobación salió para un proyecto NO de ley, eso implica que en realidad no servía para nada más, que para crear la ilusión de que se había conseguido algo, que en los números no cambió un ápice. Y es que este tipo de proyectos pueden ser orondamente ignorados por el gobierno de turno, que fue lo que sucedió en este caso.
IVA veterinario 2018
Allá por octubre del año pasado se reunió el Consejo de Ministros del gobierno y dieron por aprobados los Presupuestos Generales del Estado, que el presidente Sánchez les había propuesto (luego de pactos, conversaciones y demás con otros partidos), en el que figura la baja del 21 al 10% para el IVA veterinario.
Pero a los presupuestos les quedaba mucho camino que recorrer. Tenían que ser presentados ante las Cortes para que éstas los aprobasen. Una vez sucede esto son también las encargadas de informar de los mismos a Bruselas (es decir a la Unión Europea), de cuál será la línea económica que seguirá el gobierno.
Una vez que la UE les da el visto bueno, deben pasar al Congreso que puede hacer modificaciones y enmiendas parciales (sin cambiar la base presupuestal). Cuando el Congreso da el Ok, se los manda al Senado que si los admite como válidos se lo comunica al Rey que los sanciona y con carácter de Ley Ordinaria se publican en el Boletín Oficial del Estado.
Finalmente, el camino de estos Presupuestos Generales del Estado se truncó por varias razones que no vienen al caso. El resultado fue que, al no ser aprobados obligaron al gobierno a seguir con los Presupuestos anteriores, que habían heredado del gobierno precedente y que no contemplaban la bajada del IVA veterinario.
¿Y en el 2019?
En enero del año en curso el presidente en funciones volvió a prorrogar los presupuestos del 2018 (que había hecho el PP), porque son los únicos que habían cumplido las instancias mencionadas líneas antes. Tras las elecciones se espera que en breve se conforme gobierno y una de sus primeras medidas seguramente será la aprobación de sus presupuestos.
¿Y cuándo baja el IVA veterinario?
En realidad es imposible pronosticar una fecha exacta para que esto suceda, puesto que quedan varias instancias legales que deben superarse para que los nuevos Presupuestos sean aprobados, pero lo que sí es cierto es que, por primera vez desde que el IVA veterinario subió, hay una posibilidad real de que baje.
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